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Mostrando entradas de diciembre, 2010

Mañana.

La noche comenzaba a caer y ella seguía sentada en la banca de aquel parque de la misma manera que lo venía haciendo desde hace tantos años atrás. Su regocijo habitual era pensar en la grandeza de su legado, en lo importante de su apellido y en la magnánima aportación de su familia a la sociedad de la ciudad. Llevaba toda una vida visitando aquel lugar, diariamente llegaba en punto de las cuatro de la tarde, después de haber comido; decía que si ella ya había gozado de los beneficios que le otorgaban los alimentos debía contribuir en el apoyo alimenticio de aquellos “inferiores” a ella. Se creyó su papel, su papel de dama de alta alcurnia, de heredera de una de las mejores familias de la ciudad de México allá por los treintas, se lo creyó tanto!, al grado de dejar su vida de lado sólo para vivir de los recuerdos de situaciones que nunca vivió pues para cuando ella naciera la bienaventuranza de la familia ya había caducado. Aquella tarde en especial se le había pasad